
Azulejo de la fachada del Museo
El sábado aprovechando que los abuelos habían venido a vernos el fin de semana, fuimos a visitar el Museo de Ciencias Naturales según dicen en su web el Museo es uno de los centros emblemáticos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), será emblemático por lo que no se ve, porque lo que se ve, es, escaso, la parte de la biodiversidad y su evolución, no tienen ninguna correlación, lo primero que ves es un pelícano, poco después hay una musaraña y un elefante y al final están los osos pandas del Zoo de Madrid.
El museo está dividido en dos edificios a ambos lados de la escuela de ingenieros, que se han quedado muy pequeños, el primer edificio está dedicado a la biodiversidad y según su web está organizado en tres espacios:
- En el primer ámbito se explica qué es la Biodiversidad, cómo se distribuye en los diferentes biomas del mundo y cómo se manifiesta en las formas, colores y relaciones entre los diferentes organismos que componen los ecosistemas.
- Segundo espacio las grandes colecciones de insectos y conchas de moluscos del MNCN sirven para explicar los distintos niveles en que apreciamos la biodiversidad, desde la de los genes hasta la de los ecosistemas.
- Tercer espacio para mostrar de qué manera los científicos intentan ordenar la biodiversidad clasificando y dando nombre a los seres vivos.
Pues eso es lo que han querido mostrar y ahora os cuento yo lo que te encuentras, que es un galimatias de especies, fatal explicado y interconectado, La mayoría de los esqueletos de especies no tienen foto de la especie a la que corresponde, así que conoces el animal o no sabes que son los huesos que estas viendo y podéis pensar que es fácil, pues algunos si lo son pero otros no, para que os hagáis una idea, hay una vitrina entera dedicada a animales australianos, y los identificamos porque cuando estuvimos en Australia los conocimos, porque si os digo que hay un esqueleto de wombat o de dingo os quedareis igual, también hay uno de Diablo de Tazmania que a mi madre le hizo mucha gracia (por lo de los dibujos de la Warner) y muchos de los animales solo tienen el nombre científico, así que te encuentras con un esqueleto de un animal que no tienes la foto y que solo sale el nombre científico, que hay veces que se relaciona con el común pero otras no.
Elemento a destacar de este edificio es un impresionante esqueleto de ballena que discurre por toda la zona central.

La iluminación de los dos edificios es tremendamente mala, es alucinante que un museo tenga esa iluminación tan horrible, luces puestas en techos altísimos, que provocan reflejos en todas las vitrinas y que dan una escasa luz.
El segundo edificio, está de dedicado a minerales, fósiles y evolución humana, esta parte me gustó mucho más y por lo que vi a los niños también, tienen fósiles unos más normales (corales, de los que son fáciles encontrar en playas del Caribe o del Índico) y otros mucho más impresionantes, no pude hacer fotos porque el heredero se quería encaramar a un cristal de seguridad y lo tuvimos que coger con la consecuente pataleta, pero había algunos impresionantes, este edificio está mucho mejor explicado que el de biodiversidad.

Hay otra zona de la evolución humana con representaciones de la vida y la evolución y la parte de los dinosaurios que están bastante «apelotonados» hay réplicas y reales, de los reales el que más me llamó la atención, por su historia, fue Megatherium americanum, que llegó al Real Gabinete de Historia Natural hace más de 200 años procedente de Luján (Argentina). Además de ser el holotipo de la especie, fue el primer esqueleto fósil montado en postura anatómica, y estudiado por G. Cuvier, padre de la Paleontología como disciplina científica.

Me impresionó que se lo trajeran de Argentina, junto a él, hay también dos caparazones, tipo armadillo pero mucho más grandes que los actuales, que también proceden de argentina.
También es reseñable la colección de meteoritos que tienen, pero no pudimos ver la película que suelen proyectar.
En definitiva es un museo en el que los niños pueden ver la realidad de lo que estudian en los libros y según he leido tiene talleres chulos para ellos, pero a nivel de adulto, por poco iniciado que seas en la materia, se queda muy corto y ya si conoces el de Londres (mi preferido) o el de Nueva York , este queda a altura de la suela de un zapato (pero pilla más a mano).
Las entradas para adultos cuestan siete euros y las reducidas tres euros y medio, los niños hasta los cuatro años no pagan.
Me encanta la seguridad con la que se describen las cosas, vistas desde fuera y sin conocimiento alguno de la realidad de una institución. Me gustaría pasearme por tu despacho o lugar de trabajo y de un vistazo, hacer un comentario o juicio sumarísimo sobre la organización de tu trabajo, si más referencia que la de haber visitado otros despachos en Londres o Nueva York.
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Hola Pilar, como tú dices veo las cosas desde fuera, mi post no es más que mi opinión personal y puedo darla porque de lo que hablo es un Museo público, que como Museo público de ciencia debería servir para acercarla a la población y como población escribo que en mi visita no ha sido así. No sé si a estudiosos de la materia les aportará lo allí expuesto, de esa forma que a mí no me ha convencido nada, pero los museos no sólo están para los estudiosos de la materia, si no para que los que no lo somos podamos conocerla, valorarla y apreciarla. La labor científica que se realiza en ellos hay que saber mostrarla, no es mejor profesor el que más sabe si no el que sabe trasmitir su conocimiento a sus alumnos. Saludos
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